María Pilar Moreno Moreno
Técnica PRL especialista en Ergonomía de la División de Servicios de Prevención de MC MUTUAL

23/05/2023

Los trastornos musculoesqueléticos (TME) son el problema de salud relacionado con el trabajo más prevalente, no solo en España, sino también en Europa, y una de las causas más comunes de discapacidad, baja por enfermedad y jubilación anticipada.
Si bien los TME son de origen multifactorial, a nivel laboral los principales factores de riesgo son los movimientos repetitivos, las posturas forzadas y la manipulación manual de cargas, incluyendo la movilización de personas dependientes, y también la inactividad física. Por tanto, afectan tanto a personas con un trabajo con una elevada demanda física como a personas con un trabajo sedentario.
A pesar de los esfuerzos de las empresas para abordar esta problemática, la incidencia persiste año tras año. Por ese motivo, quizás habría que cuestionarse si es necesario cambiar el modo de hacer prevención.

¿SERÍA POSIBLE REDUCIR LA INCIDENCIA DE TME DE ORIGEN LABORAL?

El artículo 18 de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales recoge la obligación de las empresas a consultar a los trabajadores y permitir su participación sobre todas las cuestiones que afecten a la seguridad y salud en el trabajo.

Otras normas de referencia, como la UNE EN ISO 6385 sobre principios ergonómicos para el diseño de sistemas de trabajo y la ISO 11228-3 sobre movimientos repetitivos, también destacan como esencial la participación activa de los trabajadores en todos los procesos relacionados con la prevención de riesgos laborales (PRL) para favorecer la consecución de las metas deseables y evitar soluciones poco óptimas.

Sin la participación de los trabajadores puede ocurrir que el personal técnico de PRL no disponga de un conocimiento profundo del día a día de las personas que desempeñan el puesto de trabajo, lo que podría generar limitaciones en la descripción, identificación y análisis de las situaciones de riesgo de los puestos de trabajo. Así, las medidas preventivas resultantes podrían provocar falta de aceptación por parte de los trabajadores.  Algo similar sería extrapolable al diseño de sistemas y puestos de trabajo.

¿QUÉ EFECTOS POSITIVOS GENERA LA PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN LA GESTIÓN DE LA PRL?

Con el objetivo de promocionar la participación en materia preventiva, instituciones como el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) y la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo (EU-OSHA), a través de sus campañas y publicaciones periódicas, animan a incrementar la capacidad de influencia de los trabajadores. Concretamente, en la vigente campaña “Trabajos saludables 2020-2022, Relajemos las Cargas“, EU-OSHA apuesta, en este caso, por la Ergonomía Participativa como una gran oportunidad para mejorar las condiciones de trabajo debido al impacto y a las oportunidades que genera en las organizaciones:

  • Pertenencia. Los trabajadores sienten que forman parte de la empresa y de las decisiones que afectan directamente a su trabajo y a su salud.

  • Conocimiento. Los trabajadores son quienes día tras día desarrollan las tareas del puesto de trabajo y quienes se exponen a los riesgos, por lo que es necesario aprovechar el conocimiento que tienen involucrándolos en el sistema de gestión preventiva.

  • Sinergia. La integración de los trabajadores en la gestión preventiva crea sinergias que revierten positivamente en todos los ámbitos de la empresa, incluida la productividad.

  • Creación de una cultura preventiva real.

La participación debe plantearse como una estrategia que involucre a los agentes clave de la empresa, uniéndolos en grupos de trabajo para que participen de manera conjunta en la identificación de los problemas y la búsqueda de medidas que mejoren las condiciones de trabajo y el bienestar de los trabajadores. Así, de manera colateral, se refuerza la comunicación, la participación, la implicación y el compromiso de los trabajadores, y aumenta la confiabilidad en las medidas preventivas, disminuyendo la resistencia al cambio y acortando los tiempos para implementarlas.

DISEÑO DE UN PROGRAMA DE ERGONOMÍA PARTICIPATIVA

Son muchas las posibilidades que bajo el paraguas de Ergonomía Participativa nos ofrece la literatura. Sin embargo, la efectividad de una experiencia de este tipo puede variar en función de la combinación de las variables que definan la estrategia de intervención. De ahí que debamos definir, entre otros, cuál es el objetivo, alcance y duración de la intervención, y cuál es la composición y competencias del grupo de trabajo y su modalidad de participación.

Los dos programas de Ergonomía Participativa mejor estructurados y de mayor calidad y prestigio son canadienses. Ambos parten de unos principios básicos comunes:

  • Procedimiento del IRSST de Québec. Pone especial énfasis en la identificación y análisis por parte del grupo de trabajo.
  • Programa Blueprint del IWH. Traza dos líneas de actuación paralelas, una mediante un ciclo de trabajo reactivo, que adopta soluciones a partir de la identificación, análisis y propuesta grupal de medidas preventivas, y otra a la mejora continua, mediante un ciclo proactivo que incorpora las buenas prácticas aprendidas.
  • Además del propio procedimiento, la estrategia de intervención debe contemplar otros aspectos clave de vital importancia:
  • Partir de un clima preventivo favorable, de lo contario va a ser muy difícil que las partes se sienten y colaboren.
  • Facilitar los conocimientos suficientes a las personas que vayan a participar, no solo sobre los procesos y tareas que se realicen, sino sobre los factores de riesgo, sobre ergonomía aplicada y sobre cómo se va a llevar a cabo el proceso participativo de gestión de los riesgos ergonómicos.
  • Proporcionar a los participantes autonomía para influir, Sin embargo, hay que ser pragmáticos y evitar la creación de expectativas poco realistas, por lo que es necesario transmitir que los resultados del proceso se materializarán dentro de las posibilidades técnicas, económicas, productivas y de eficiencia en la empresa.
  • Contar con el compromiso de la dirección, puesto que una experiencia participativa debe planificar y asignar los recursos humanos, técnicos y económicos necesarios.

EL MÉTODO ERGOPAR

A nivel nacional, disponemos del método ERGOPAR, un proyecto fruto de la colaboración entre organizaciones públicas, privadas y sindicales. Se trata de una metodología validada cuya primera versión fue publicada a finales de 2011, y que desde 2014 cuenta con una versión 2.0. Los autores del método se basaron en los programas de ergonomía participativa probados y validados hasta la fecha para adaptarlo a nuestro contexto laboral. En la página web de ERGOPAR hay disponible información y documentación de interés, entre las que destacan el manual del método, la aplicación informática y su manual de uso, así como recursos de apoyo, artículos publicados, etc.

En 2020, el INSST publicó la NTP 1137 Ergonomía participativa: un enfoque diferente en la gestión del riesgo ergonómico, focalizada concretamente en la metodología ERGOPAR, y la destaca como herramienta práctica para prevenir el riesgo ergonómico en los lugares de trabajo.

El método ERGOPAR se desarrolla en tres fases ordenadas, tal y como se describe a continuación:

  • Fase de preintervención. Es fundamental completar las tareas de esta fase del método para agilizar el avance del método en fases posteriores. En ella es necesario presentar el método al Comité de Seguridad y Salud, formalizar y difundir en la empresa el acuerdo de aplicación del método, y constituir y dotar de formación al grupo de trabajo, denominado Grupo Ergo.

  • Fase de intervención, la cual se subdivide en etapas: identificación y análisis del riesgo, propuesta y planificación de medidas preventivas, y seguimiento de las medidas preventivas implantadas.

  • Fase de valoración y continuidad del método en la empresa, tomando como indicadores datos relativos a los TME, la satisfacción percibida por los trabajadores, el balance costes-beneficios y la mejora de la producción. Idealmente, el objetivo final del método ERGOPAR es su plena integración en el sistema de gestión de los riesgos ergonómicos y en la mejora continua.

CONCLUSIÓN

Independientemente de la metodología aplicada, la participación de los trabajadores en general, y la ergonomía participativa en particular, cuenta con numerosas evidencias de éxito a la hora de prevenir los riesgos ergonómicos y reducir los TME.

Dicho esto, queda constatado por qué las instituciones siguen abogando para que la prevención de los TME pase por la participación activa de los trabajadores mediante su integración en el sistema de gestión en la empresa.

Si quieres saber más sobre esta temática, te invito a visualizar el webinario sobre Ergonomía Participativa que desde MC MUTUAL emitimos en abierto el pasado 30 de abril de 2022.

Fuente: MC MUTUAL