Protégete de la COVID-19 con actividad física

María Pilar Moreno Moreno
Técnica PRL especialista en Ergonomía de la División de Servicios de Prevención de MC MUTUAL

31/03/2021

ACTIVIDAD FÍSICA EN TIEMPOS DE COVID

Los tiempos de pandemia que estamos viviendo han provocado una serie de cambios que afectan de un modo u otro a prácticamente toda nuestra esfera vital. La amenaza potencial al desarrollo de síntomas severos derivados de un contagio de COVID-19 nos ha hecho adquirir nuevos hábitos, como son el frecuente lavado de manos, el uso de mascarilla y el distanciamiento social.

Todo esto, sumado a las restricciones de movilidad, impuestas o recomendadas según el momento, por las autoridades sanitarias competentes, ha provocado que muchas personas se hayan vuelto más sedentarias.

La inactividad física que lleva implícito un estilo de vida sedentario es un problema de salud pública que, según datos de la OMS, antes de la pandemia afectaba al menos al 60% de la población mundial. Se asocia a lo que se conocen como enfermedades no transmisibles o, lo que es lo mismo, enfermedades crónicas que tienden a ser de larga duración y que resultan de la combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales. Los principales tipos son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes.

¿QUÉ DICE LA CIENCIA AL RESPECTO?

A los ya conocidos efectos beneficiosos e insustituibles de la actividad física para el mantenimiento y mejora de la salud en general, y la musculoesquelética, inmunitaria y metabólica, psíquica y social en particular, en el contexto actual hay que sumarle el efecto preventivo y protector frente a la COVID-19, tal y como demuestra la evidencia de los muchos estudios realizados hasta la fecha. Entre ellos, destacan dos que muestran datos muy significativos:

  • Por un lado, en un artículo publicado recientemente en el Mayo Clinic Proceedings un grupo de investigadores analizó los datos de pacientes que se habían realizado pruebas de esfuerzo (según parámetros de capacidad pulmonar, resistencia a la fatiga e información electromiográfica) en el hospital entre 2016 y 2020, y que habían resultado positivos por COVID-19 (246 en total). Se encontró una correlación entre peores resultados en las pruebas de esfuerzo y pacientes hospitalizados, en comparación con los pacientes no hospitalizados. Es decir, la capacidad máxima de ejercicio se asocia de forma independiente a otros factores de riesgo y, de manera inversa, con la probabilidad de hospitalización por COVID-19. 
  • Por otro lado, un artículo del Departamento de Fisioterapia y Rehabilitación de la Universidad de Gelisim (Estambul), correspondiente a una revisión sistemática, concluye que hay evidencia sobre que el aumento de la capacidad aeróbica tiene el potencial de mejorar las funciones de los sistemas inmunitario y respiratorio, lo que ayudaría a contrarrestar la COVID-19. Esto podría producirse principalmente a través de tres mecanismos:
  • La mejora de la inmunidad, aumentando el nivel y la función de las células inmunitarias y las inmunoglobulinas, y disminuyendo la ansiedad y la depresión.
  • La mejora de las funciones del sistema respiratorio actuando como antibiótico, antioxidante y antimicótico, y restaurando la elasticidad y fuerza normales del tejido pulmonar.
  • Actuando como una barrera protectora para disminuir los factores de riesgo de COVID-19 (obesidad, cáncer, diabetes, y problemas cardíacos y respiratorios), lo que ayuda a disminuir la incidencia y progresión de la enfermedad.

Sin duda las vacunas contra la COVID-19, desarrolladas en tiempo récord, son a día de hoy la esperanza que permite vislumbrar la luz al final del túnel. Pero, ¿y si su eficacia también estuviera ligada al ejercicio físico? Eso es lo que plantea un artículo recientemente publicado en la revista Brain, Behavior, and Immunity, que muestra la evidencia que apoya el papel de la actividad física como adyuvante inmunológico para mejorar la respuesta a las vacunas, tanto cuando esta se practica de forma regular a través de un estilo de vida activo, como cuando se practica una única sesión antes de la vacunación.

ACTIVIDAD FÍSICA: LA PANACEA UNIVERSAL

Una vez tenemos claro el impacto determinante en el bienestar y la calidad de vida que tiene la realización de ejercicio físico, debemos plantearnos su carácter preventivo y protector frente a la COVID-19 para implementarlo junto al resto de medidas dependientes de cada individuo, ya citadas y ampliamente popularizadas. En este sentido, no debemos perder de vista otras medidas preventivas complementarias a las anteriores e igualmente importantes, tal y como han mostrado las evidencias, y que son:

  • Una alimentación saludable y equilibrada que limite los alimentos procesados.
  • Un descanso suficiente y de calidad.
  • Una exposición moderada a radiaciones solares para conseguir unos adecuados niveles de vitamina D.

En cualquier caso, centrándonos en la actividad física, debemos tener en cuenta que llevar una vida activa implica, además del entrenamiento específico, la existencia de hábitos que nos alejan del sedentarismo. Entre estos destacan hacer los desplazamientos caminando o bicicleta siempre que sea posible, subir escaleras en vez de coger el ascensor, hacer pausas activas en trabajos sedentarios como el de oficina y realizar ejercicio físico (actividades deportivas, clases dirigidas, correr, caminar, etc.).

De manera más concreta, las recomendaciones de actividad física establecidas por la OMS para adultos de 18 a 64 años son las siguientes:

  • Practicar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada, o al menos 75 minutos semanales de actividad física intensa, o una combinación equivalente entre actividad moderada e intensa.
  • Para obtener mayores beneficios para la salud, los adultos deben llegar a 300 minutos semanales de actividad física moderada o su equivalente.
  • Conviene realizar las actividades de fortalecimiento muscular 2 o más días a la semana y de tal manera que se ejerciten grandes conjuntos musculares.

En resumen: el autocuidado de la salud es necesario en cualquier circunstancia, pero ahora, en tiempos de pandemia, lo es más que nunca. Así que, si todavía no lo has hecho, ¡ponte en marcha!

Fuente: MC MUTUAL